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AGAINST THE DAWN*

Negro claro atrás. Negro oscuro delante. Luna blanca aún.

Bien, bien. Vamos bien. Acelera, huye, sálvate. Venga venga venga. Corre. Pisa el acelerador. Se te acaba el tiempo. Lo notas. Te lo dice tu experiencia. Y el reloj de la naturaleza, por supuesto. Ese nunca falla. De eso se trata todo esto. Si fallase no sería necesario acelerar, huir, salvarse. Venga venga venga. Aún hay tiempo. No te angusties, queda tiempo; pero tampoco te relajes, también queda mucho camino hasta la habitación con persianas. Hacia el oeste, venga, vamos. Acelera contra la dualidad japonesa. Huye de la eficacia china. Sálvate del exotismo tailandés. No pienses en la atracción por lo oriental que siempre te ha caracterizado. Hoy sólo son enemigos que pretenden distraerte del objetivo. Cantos de sirenas que debes dejar sordos. El oeste. El oeste es la meta. El oeste es la salvación. ¡La redención!, incluso. Debe serlo. El este no lo ha sido.

Morado atrás. Negro claro delante. Luna amarilla clara.

Venga venga venga. Que no avisa a nadie. Mantén la velocidad. Mantén los nervios templados. Aún hay tiempo. Aún es necesario tener los faros encendidos, menos mal, así que calma. Aún este es un buen ritmo. Seguro que si el viento que silba a través de la ventanilla te lo permitiese, escucharías el cri-crí de los grillos. Y el oeste está cada vez más cerca, así que moral alta. Venga, así. Eso es. Venga venga venga. No levantes el pie, que no nos damos cuenta, pero empieza a desperezarse el paisaje a tus espaldas. Y lo que es peor, el horizonte enfrente tuya. Qué cabrón, qué sigiloso es. Qué asesino silencioso. Cómo se nota que cada día que pasa cobra víctimas como si nada. Qué ensayado y qué mecánico su "modus operandi". Mirada al retrovisor. Venga. ¡Con confianza, joder! Eso es.

Lapislázuli atrás. Morado delante. Luna cada vez más baja, cada vez más escasa, cada vez más amarilla...¡No!

No. No. No pienses eso. No te vengas abajo. Si hasta aún se pueden apreciar estrellas, coño. Venga venga venga. Velocidad justa. Además, si sabes que lo que tiembla es el volante, no tus manos. Así que tranquilo. Mente arriba, que ya estamos cerca. Unos pocos kilómetros y listo; y cuesta abajo; y en autovía, encima. ¿Qué mas quieres? Él avanza, pero tú también. Así que venga. Venga venga venga. Acelera, huye, sálvate de la claridad.

¿Salmón atrás ya? Joder. Lapislázuli delante. Luna... luna... sí, allí. Amarilla del todo ya. Amarilla limón, vaya. Y un cachito nada más, que la montaña se la está comiendo.

Veinte kilómetros más. Veinte kilómetros y fuera. Venga venga venga. Ya no se distingue el cinturón de Orión. El desvío está prácticamente aquí ya, no puedes tardar más de diez minutos ya, así que no hay problema. Está hecho si seguimos así. Tranquilidad que está hecho. Sin nervios, sin tensión. Respira, que te lo has ganado.

Melocotón atrás. No puede tardar mucho más en que rompa el sol. Delante azul clarito ya. Ni rastro de la luna ya, está fuera.

Pronto no habrá distinciones en las tonalidades ya. Intermitente. Desacelera, huye, sálvate. En menos que canta un gallo la vista en 360 grados tendrá el mismo color más o menos. ¡En menos que canta un gallo! Nunca mejor dicho. Hijo puta, no se da por vencido. Está tiñendo de salmón y melocotón las nubes más bajas. Claro, todos son aliados, todos sirven a lo mismo, a un mismo fin. Estás buscando aparcamiento y aún parece que notas unas manos desde el horizonte extendidas hacia delante, corriendo hacia ti, intentando atraparte para cogerte del cuello y apretar. Al menos hoy ya te has salvado. El portal, bien. Las llaves.

Clarea demasiado ya. Es celeste esto casi.

Cuatro minutos más y sale el sol y te pilla del todo ya. En fin. Fuera. Por hoy se acabo. Lo malo es que no hay consuelo, no hay consuelo. No hay consuelo, no hay consuelo. Mañana lo intentará otra vez, como siempre. Y aunque no tengas que huir de él, porque las circunstancias serán diferentes, y no irás en un coche de este a oeste, angustiado (angustiado es sin duda la palabra), va a volver, está claro. Te lo dice tu experiencia. Y el reloj de la naturaleza, por supuesto. Ese nunca falla. De eso se trata todo esto. Persiana bajada.

Negro oscuro atrás. Negro oscuro delante. Negro oscuro en todas partes.

...y sin embargo parece tan blanco todo así...

(*) CONTRA EL AMANECER


Edu C. colabora (otra vez) con Inefable. Gracias.


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